lunes, 31 de marzo de 2008

¿QUE ES LA “INDAGACIÓN APRECIATIVA” (IA)?



¿QUE ES LA “INDAGACIÓN APRECIATIVA” (IA)?

Rosemary Bradley
Costa Rica,


Esto es un enfoque, método y filosofía basado en las ideas de David Cooperrider. En ingles se llama “Appreciative Inquiry”, y se puede obtener más información en la página Web http://appreciativeinquiry.cwru.edu

El método de IA se ideó porque se observó que el sistema educativo y cultural “occidental” nos enseña a percibir eventos pasados como “problemas” que debemos “resolver”. Pero, al tratar de resolver un problema, se generan más problemas. Esto nos precipita en un circulo vicioso y negativo, lo que destruye nuestro entusiasmo y nos desmoraliza. En realidad, el pasado se conforma de eventos que podemos ver en forma positiva, para ser usados como experiencias educativas, y al entenderlas así, nos generan la energía necesaria para construir un futuro mejor.
El método IA puede ser usado por organizaciones, comunidades o grupos de personas involucradas en una misma actividad. La idea es cambiar la forma en que las personas se ven a si mismas con relación al grupo, para alcanzar una visión más positiva del futuro, e implementarla.
El método funciona en cuatro etapas:

Descubriendo períodos de excelencia y realización:

Aquí la idea es entender que cada persona percibe la historia en forma diferente.

Preguntándole a las personas acerca de sus recuerdos positivos de la institución o grupo en cuestión, podemos visualizar y construir la historia de una cultura institucional, la cual se esconde en el subconsciente de las personas. Esto permite que se exprese un sentimiento positivo ya existente, pero suprimido, y fomenta una sensación de orgullo con relación al grupo. O sea, no hay una realidad, sino muchas, y podemos aprender mucho escuchando las percepciones de otras personas sobre el mismo evento pasado.

De esta manera se puede identificar los factores únicos, tales como liderazgo, tecnologías, valores, procesos de aprendizaje, relaciones externas o procesos de planeación la organización actual. Los aspectos negativos no son ignorados, pero son puestos en una perspectiva diferente. Por ejemplo, en lugar de decir “ Los políticos no se preocupan por los agricultores”, lo podemos reformular en “modo apreciativo”, y decir: “Los buenos políticos se preocupan por los agricultores”.

Soñando una organización o comunidad ideal

En este paso, se usan logros pasados para visualizar un futuro deseado, basado en la experiencia de la historia y recuerdos descubiertos en la Fase 1. El sueño es una extensión del pasado, y describe esta visión del futuro deseado en forma de palabras, dibujos, música u otros métodos creativos que utilizan el lado derecho del cerebro.

Diseñando nuevas estructuras y procesos

Esta etapa pretende ser provocativa, para desarrollar, a través del consenso, metas de corto y largo plazo, que alcanzarán el sueño. Por ejemplo, una proposición provocativa de una comunidad de agricultores, los cuales ya no pueden sostener sus familias, debido a que los precios internacionales del café han disminuido dramáticamente durante los últimos tres años, podría ser: “Construiremos nuestra propia planta de procesamiento de café, y venderemos nuestro café a una organización de Fair Trade (Comercio Justo)”. Pero esta propuesta sería una decisión del grupo, no impuesta desde afuera, y debería ser alcanzable, porque está basada en experiencias reales del pasado.

Implementando el sueño

Aquí los miembros del grupo actúan en forma dinámica, sobre las proposiciones provocativas, estableciendo roles y responsabilidades, desarrollando estrategias, y redefiniéndolas a la luz de nuevas experiencias. Ellos son capaces de hacer esto, porque han aprendido la metodología de IA, la cual los alienta a tomar sus decisiones en una forma verdaderamente participativa. El proceso de Indagación Apreciativa inicialmente requiere un “facilitador”, el cual está bien instruido en la metodología. También hay libros, manuales y cursos prácticos para facilitadores.

Una vez que el proceso ha iniciado, una persona o personas que pertenecen al grupo, con habilidades y fines comunes con los del grupo, aprenden a sustituir el facilitador. El proceso es más fácil con grupos pequeños que con grupos grandes. Cuando es exitoso, lo cual por supuesto no siempre es el caso, los resultados son sumamente valiosos. Aunque el proceso requiere un trabajo fuerte, los que lo han usado sienten que el esfuerzo extra ha valido la pena, y continúan aprendiendo de sus errores, asegurando que es una actividad dinámica, la cual llega a ser parte de la forma normal de pensamiento de los miembros del grupo.

Antes de empezar, es necesario hacer un estudio para determinar si se cumplen algunos requisitos para que la metodología AI puede funcionar. Es necesario que los miembros del grupo tengan consciencia de los siguientes puntos:

Se debe:
1) evitar una distribución sesgada del poder;
2) disminuir la imposición de ideologías;
3) incrementar el nivel de compromiso con el proceso;
4) adoptar una forma de evaluación auto-crítica.

Siempre hay algunas personas que no están de acuerdo con el método y no participan, pero generalmente son una minoría, y se separan voluntariamente del proceso, permitiendo que los que sí están de acuerdo puedan trabajar.

viernes, 21 de marzo de 2008

PRINCIPIOS DE LA CONCILIACIÓN



PRINCIPIOS DE LA CONCILIACIÓN

PRINCIPOS PROCESALES

FINALIDAD
La finalidad que persigue la conciliación es ultra valiosa no solo para las partes en conflicto sino también para la sociedad en su conjunto, ya que si se utiliza adecuadamente no solo se resuelve el conflicto de intereses entre las partes, sino que va mas allá todavía, pues con la auto composición entre las partes se restablece la paz social, integrante del desarrollo económico, esta es su finalidad suprema.

RESTABLECER LA PAZ SOCIAL.
Como la solución la han generado, elaborado y construido ellos mismos poco a poco con la ayuda del conciliador, se sienten satisfechos con el resultado, desapareciendo la enemistad, de modo no les sirva para desunirlos sino para unirlos pues ambos tendrán que trabajar conjuntamente cooperativamente para solucionar su problema, que es una solución en la que ambas partes queda mutuamente satisfechas, ambos ganan, restableciendo la paz entre ambos.

LEGALIDAD.
El principio de legalidad se refiere a que los acuerdos inteligentes al que arriban los conciliantes, vale decir, el acto jurídico por el cual las partes ponen fin a su conflicto, este de conformidad con el ordenamiento jurídico y no contravenga el orden público y las buenas costumbres.

VERACIDAD.-
El principio de veracidad. Implica que todo aquel que participa en un proceso de Conciliación debe dirigir su actuar por el camino limpio de la verdad, de lo autentico.
En lo que respecta a las partes, están obligadas a proporcionar información real, autentica y no falsa, decir la verdad, de verdad, sobre el origen, causas, consecuencias del conflicto así como de los intereses reales.

En cuanto al conciliador esta obligado a explicar a las partes el proceso de Conciliación, ventajas, desventajas y honorarios con una alta fidelidad.
Así, al ingresar los conciliantes al proceso de Conciliación deben dejar a fuera de la sala de sesiones todo tipo de armas como la falsedad, la mentira, ingresando con una sola arma, la verdad y manifestar sus verdaderos intereses para que puedan logar un acuerdo inteligente que se puede cumplir.

BUENA FE.
Implica el deber de las partes conciliantes de mostrar durante el desarrollo del proceso de Conciliación una conducta leal y honesta. Las partes han de abstenerse de engañar para obtener un acuerdo pues si este resulta fruto de aquel se desviara el proceso de conciliación de su fin natural cuales de restablecer la paz social con justicia.
Esta conducta también es extensiva a todos los sujetos de una conciliación.

ECONOMIA.-
La economía debe entenderse en sus tres dimensiones de tiempo, esfuerzos y gastos.
La economía de tiempo es de radical importancia pues “el tiempo no es oro, es algo mas, justicia”. La economía implica que el proceso de conciliación debe durar el menor tiempo posible, solo debe usarse el tiempo indispensable, absteniéndose de dilatar el proceso innecesariamente con la finalidad que construyan un acuerdo inteligente con el que resuelven su conflicto de intereses lo mas rápido posible utilizando un espacio de tiempo reducido.
La economía de esfuerzos esta referida a la eliminación dentro del proceso conciliatorio de ciertos actos innecesarios. Para la obtención de su finalidad que es resolver el conflicto.
La economía de gasto implica que las partes conciliantes ahorren en costos lo cual dependerá directamente del tiempo, esfuerzo y complejidad del conflicto.

CELERIDAD.
Este principio es trascendental pues “Justicia tardía, no es Justicia”, se busca con este principio que los conciliantes arriben a un acuerdo inteligente con el que ponen fin a su conflicto en el menor tiempo posible, lo mas rápido y breve que se pueda lograr y si se presenta un impase insalvable las partes o el conciliador deben dar por concluido el proceso de conciliación con el fin de evitar la utilización de tiempo, costo económico y psicológico innecesario.

SOCIALIZACION.
La igualdad jurídica, vele decir la igualdad de las personas ante la ley, se traslada al proceso conciliatorio, dando resultado a la igualdad de los conciliantes durante el desarrollo del proceso conciliatorio.
Este principio implica el deber del conciliador de impedir que las desigualdades entre los conciliantes, por motivos de raza, sexo, religión, idioma o condición social política o económica, perjudique el desarrollo o el resultado del proceso de conciliación. Exige que a los conciliantes se le aplique el mismo criterio de derechos y obligaciones sin ser discriminados por algún motivo. Las partes conciliantes deben ser tratadas por igual.

PRINCIPIOS ETICOS

EQUIDAD
El principio de equidad implica que el auto composición de los conciliantes debe inspirarse en la justicia, vale decir, el acuerdo con el que los conciliantes ponen fin a su conflicto debe ser justo y equitativo, duradero, considerar los intereses de ambos conciliantes y de la comunidad.

CONFIDENCIALIDAD
La confidencialidad es uno de los rasgos característicos que identifica plenamente a la conciliación. La confidencialidad permite a las partes actuar durante todo el desarrollo del proceso de conciliación dentro de un ambiente de plena libertad, a fin que puedan sincerarse, generar eficazmente opciones, asimismo ayuda a la credibilidad del conciliador y del sistema conciliatorio. Por otro lado, protege a las partes a fin que toda la base información que se genere como consecuencia del proceso de conciliación no se haga pública, a través de cualquier medio, a la otra parte o tercero, en un proceso judicial posterior.
En virtud de este principio el conciliador tiene la obligación durante el desarrollo y aun después del proceso de conciliación de guardar reserva de la información recibida. El conciliador esta prohibido de revelar la información a la que acceda por participar en el proceso de conciliación obtenida en un causus o reunión conjunta ya sea a la otra parte o terceros. Salvo que los conciliantes lo autoricen, este obligado por Ley o vaya contra el orden publico.

NEUTRALIDAD
El principio de neutralidad esta dirigido exclusivamente al conciliador, La neutralidad es un rasgo distintivo del conciliador, en virtud de este principio el conciliador ha de ser un tercero ajeno a los conciliantes.
El conciliador no debe tener antes, durante y después de la conciliación ningún tipo de relación jurídica o extra jurídica con alguna de las partes conciliantes o sus familiares, para evitar un conflicto de intereses
Hay conflicto de intereses cuando existe una relación jurídica o no jurídica entre el conciliador su cónyuge, conviviente o esta incurso dentro de las causales de recusación, abstención o impedimentos establecidos Por el Código Procesal Civil con alguna de las partes, en estos casos el conciliador está obligado a revelar todos los conflictos de intereses reales o potenciales que razonablemente conozca,
Antes de aceptar una designación como conciliador, deberá verificar si existe alguna relación de la que pueda surgir un interés directo o indirecto en el resultado del conflicto, o alguna circunstancia que pueda poner en duda su imparcialidad, y en su caso hacerla conocer a las partes.
Durante el desarrollo de la conciliación, deberá evitar cualquier situación que pueda afectar su objetividad, neutralidad, apariencia de que existe un conflicto de intereses.
No es necesario que el hecho haya generado efectivamente esa imparcialidad. Basta con que sea potencialmente capaz de producirla, o que el conciliador crea que las partes pueden haber dudado de ella.

IMPARCIALIDAD
Al igual que el anterior principio esta dirigido exclusivamente al conciliador, La imparcialidad es una característica del conciliador, implica el deber del conciliador hacia los conciliantes de despojarse de favoritismos o prejuicios durante el desarrollo del proceso de conciliación, con el fin de no perjudicar o favorecer a uno de los conciliantes. El conciliador debe mostrar una conducta que refleje imparcialidad ya sea de hechos o palabra. No solo debe ser imparcial sino debe parecerlo.



Rafael Gonzalo Medina Rospigliosi

Director de LIMAMARC Centro de Solucion de Conflictos



www: limamarc.geoscopio.net

jueves, 6 de marzo de 2008

El fin de las jerarquías :” De lo vertical a lo horizontal”.



El fin de las jerarquías :” De lo vertical a lo horizontal”

Desde que iniciamos el nuevo milenio , la humanidad se encuentra viviendo un proceso de cambio , una revolución en la toma de decisiones las que han pasado gradualmente de ser jerárquicas a participativas , esto se refleja por ejemplo en las grandes organizaciones y empresas del mundo, que han comprendido que para poder resolver sus conflictos y conseguir sus metas corporativas, es necesario asumir prácticas democráticas y no absolutistas a la hora de buscar superar sus conflictos internos, conflictos que por cierto son inherentes a todo sistema u organización y que más que un obstáculo son visto como una oportunidad de cambio y de crecimiento.

De esta forma las antiguas polarizaciones por ejemplo entre la dirección y el sindicato y prácticas que marcaban poder y sometimiento por vía de la sanción, han evolucionado hacia la comprensión de que por esa vía ninguna de las partes en conflicto gana conforme a los objetivos que se proponen, sino que por el contrario ambas pierden y aumentan las distancias.

Atrás quedaron las monarquías, los gobiernos autoritarios, el centralismo, los abusos de poder, el machismo, etc.; todos conceptos que involucran la supeditación y sometimiento a la realización de actos aún en contra de la propia voluntad.

Vemos en estos días como las sociedades evolucionan cada vez más hacia la democracia, lo que juntamente trae consigo un aumento de los canales de comunicación y expresión, los individuos y comunidades se manifiestan abiertamente cada vez con menor temor a la represión tanto sus reclamos e inquietudes conforme a la satisfacción de sus intereses y necesidades colectivas, en otras palabras la democracia trae consigo un aumento considerable de la expresión de conflictos, que bienvenidos son por cuanto implica que los individuos asumen nuevamente su rol de protagonistas de su propio desarrollo y además poco a poco están entendiendo que la forma de resolverlos no es a través de la destrucción sino por vía de la construcción colaborativa de acuerdos y/o consensos en beneficio de la comunidad toda.


Paola Aedo P.
Trabajadora Social
Mediadora Reg.Nº 058, Ministerio de Justicia
Chile.

http://mediacioenchile.blogspot.com
http://serviciochilenodemediacion.bligoo.com

sábado, 1 de marzo de 2008

IDENTIDAD DEL MEDIADOR.-





IDENTIDAD DEL MEDIADOR.-
“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día”.

(Eduardo GALEANO, “El Libro de los Abrazos")


En el vertiginoso ritmo de trabajo en el que estamos inmersos los profesionales que vivimos y/o sobrevivimos en esta Buenos Aires, muchas veces lo urgente supera a lo importante.
Cuando a fines de mayo de 1996 comenzó la vigencia de la ley 24.573 de Mediación Obligatoria Previa al Juicio, éramos poco más de 500 los Mediadores que habíamos cumplido con las tres etapas de formación (curso introductorio, entrenamiento y pasantía) para matricularnos en el Ministerio de Justicia (algunos habíamos finalizado la pasantía unos pocos días antes ).-
Eran tiempos de entrenamientos intensivos, pasantías aceleradas ante la inminencia de la ley, lectura de toda la bibliografía disponible, grandes expectativas, mucha movilización interior, ofertas de cursos en Estados Unidos, urgencia por montar la infraestructura, COMENZAR A MEDIAR…PREPARADOS, LISTOS, YA…!
Y DE PRONTO NOS ENCONTRAMOS “MEDIANDO”. Demasiado pronto, tal vez. Casi sin tiempo interior para articular los nuevos conocimientos ni para pensar/nos como mediadores. Los casos asignados desde Tribunales comenzaron a llegar e inmediatamente nos encontramos “haciendo experiencia” a un ritmo más veloz del que imaginábamos.
Comenzamos a confrontar el modelo teórico con la realidad del caso por caso. Empezamos a utilizar algunas herramientas aprendidas, descartamos otras por no ser operativas en nuestras condiciones reales de trabajo y advertimos que necesitábamos algunas más, que fuimos buscando en distintos cursos de especialización y perfeccionamiento, como asimismo en el intercambio de experiencias entre colegas.

. Llegamos a la mediación con una identidad que corresponde a la profesión de origen de la cual venimos (en mi caso Abogacía y Psicología Social, en otros Psicología Clínica). Son carreras que están incorporadas a la cultura desde hace mucho tiempo y en las cuales se dispone de variados modelos de identificación
Pero ser mediador no es lo mismo que ser abogado o que ser psicoterapeuta.
Estamos construyendo una nueva profesión, partiendo de la anterior, pero con la necesidad de trascenderla. Caminamos hacia delante sin tener demasiados modelos incorporados sobre qué es ser mediador, cómo se es mediador, cómo son los buenos mediadores.
El término MEDIACION dispara las asociaciones más diversas. Algunas de las definiciones que me dio la gente como posibles son:
• Ser medium espiritista.
• Otra actividad religiosa de intercesión.
• El arbitraje privado que realiza Luis Moreno Ocampo en T.V. (Forum).
• La terapia familiar.
• Consejero.
• Privatización de la justicia.

La mediación no es nada de eso. A veces resulta más fácil definir la actividad por lo que ella no es, que por sus características esenciales .

Me pregunto si la dificultad para definir nuestra actividad con palabras que no sean de libro está relacionada con nuestro propio desconocimiento del rol que estamos construyendo, en virtud de tratarse de una disciplina nueva, tan nueva que varias ciencias del hombre se están disputando su paternidad. No me refiero a que exista un desconocimiento intelectual sino a la ausencia de decantamiento de los recursos teóricos y la experiencia que sólo da el tiempo, como asimismo falta de internalización del rol.

Como decía al principio, nos encontramos un día mediando, sin haber tenido tiempo de pensar/nos como mediadores. La realidad nos dio práctica en el ejercicio del rol y comenzó a aparecer la necesidad de preguntarnos acerca de nosotros mismos.

¿Quiénes somos los mediadores?¿Cuál es nuestra identidad?

¿Por qué algunos abogados y psicólogos elegimos ser mediadores? ¿Qué significa mediar? ¿Cuál es, en esencia, nuestro rol profesional? ¿Qué características en común tenemos los mediadores?

Hace muchos años, en curso de elementos de psicología para abogados, escuché decir que los abogados litigando son dos hermanos que se pelean por el amor del padre. (Juez). Todavía recuerdo el impacto que me causó esa frase. Con el paso de los años fui cada vez menos “litigante” y más “negociadora”. Este proceso fue producto del entrecruzamiento de distintas teorías psicológicas que enriquecieron y modificaron mi forma de trabajar en Derecho de Familia y también de mi análisis individual. Poco a poco me fui corriendo de rol del “abogado típico” hasta llegar a ser mediadora. Casi sin darme cuenta me fui corriendo del rol de aquella definición psicoanalítica. La mediación era el corolario de todo ese largo proceso.

Toda estaba en orden en mi interior hasta que un día Agustín, mi sobrino de 8 años, al escucharme hablar de mi nueva actividad, me preguntó ingenuamente:

TIA: SER MEDIADOR QUIERE DECIR “ESTAR EN EL MEDIO”?

Pensé que esa no era la definición exacta de mi trabajo, pero
que en esencia se le asemejaba bastante… Bastante más de lo que hubiera querido. Y aquí sufrí otro impacto como aquel de hace tantos años.

ESTAR EN EL MEDIO DE QUE O DE QUIEN…?
Cada mediador sabrá, de acuerdo a su historia, en qué lugar se está poniendo.)

Según el diccionario, mediar es “llegar a la mitad. Interceder,
rogar por alguien. Interponerse entre los contendientes, procurando reconciliarlos”. Acaso no es eso “estar en el medio”?

ESTAR EN EL MEDIO CON UN ANHELO PROFUNDO DE REPARAR SITUACIONES


Esta característica que no es exclusiva del rol mediador, sino común a otros roles profesionales asistenciales: Psicoterapeuta, Psicólogo Social, Asistente Social.-

ESTAR EN EL MEDIO PARA ESCUCHAR, PREGUNTAR, CONTENER, PACIFICAR, FACILITAR…

El mediador se propone para esto y mucho más.

Es aquí donde me pregunto, recordando un texto de Nicolás CAPARROS, si la actividad de Mediador (homologable, en mi opinión, a una posible coordinación de grupo operativo centrado en la tarea de resolver un conflicto sin litigio) no tiene algo (o mucho) de omnipotencia…

Ese autor sostiene que “…el hecho de que un individuo o un pequeño grupo de individuos se dirija con ambiciones de control, ordenación, redistribución, saber, o se ofrezca como lugar de acomodo, parapeto, orientación, descanso, etc. a un grupo que se presenta o se diseña en el lugar de la necesidad, la demanda o el deseo, implica y eso parece obvio, una cierta “vocación”, dígase inclinación, impelida por una cierta personalidad de base.

A esa tendencia quiero llamarle omnipotencia…Sucede después, que como todo rasgo del carácter o como con cada tendencia de la conducta, esta omnipotencia tiene su faceta instrumental y por lo tanto fomentable y al mismo tiempo, su lado oculto incluso a los ojos del propio sujeto, lo que Freud habría llamado latente y que justamente se ejerce y se actúa en el sentido anti-instrumental del término en la contra-transferencia. No quiere decir esto que lo contra-transferencial sea negativo per se. Lo único peligroso y por lo tanto potencialmente negativo de este proceso, es la inadvertencia del mismo. Poder “estar ahí”, es la condición sine qua non…Tal vez, entonces, sea necesaria una cierta dosis de omnipotencia para acceder al “estar ahí” grupal.” (CONTRATRANSFERENCIA Y GRUPOS”, autor citado, publicado en “Lo grupal 6”, Ediciones Búsqueda).

La mediación ya cumplió varios años y está aprendiendo a caminar. Hoy somos muchos más los mediadores (alrededor de 3200 registrados en el Ministerio), las designaciones judiciales son más espaciadas en el tiempo, tenemos menos urgencia. O tenemos otras urgencias: empezar a pensar quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos. Todavía tengo más preguntas que respuestas, y las pocas respuestas que tengo no son definitivas..

Dra. Mirta S. Núñez, abogada de familia, psicóloga social, tiene su Web:
www.estudio-juridico-abogados.derecho-de-familia.com.ar/

IDENTIDAD DEL MEDIADOR.-





IDENTIDAD DEL MEDIADOR.-
“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos. La identidad no es una pieza de museo, quietecita en la vitrina, sino la siempre asombrosa síntesis de las contradicciones nuestras de cada día”.

(Eduardo GALEANO, “El Libro de los Abrazos")


En el vertiginoso ritmo de trabajo en el que estamos inmersos los profesionales que vivimos y/o sobrevivimos en esta Buenos Aires, muchas veces lo urgente supera a lo importante.
Cuando a fines de mayo de 1996 comenzó la vigencia de la ley 24.573 de Mediación Obligatoria Previa al Juicio, éramos poco más de 500 los Mediadores que habíamos cumplido con las tres etapas de formación (curso introductorio, entrenamiento y pasantía) para matricularnos en el Ministerio de Justicia (algunos habíamos finalizado la pasantía unos pocos días antes ).-
Eran tiempos de entrenamientos intensivos, pasantías aceleradas ante la inminencia de la ley, lectura de toda la bibliografía disponible, grandes expectativas, mucha movilización interior, ofertas de cursos en Estados Unidos, urgencia por montar la infraestructura, COMENZAR A MEDIAR…PREPARADOS, LISTOS, YA…!
Y DE PRONTO NOS ENCONTRAMOS “MEDIANDO”. Demasiado pronto, tal vez. Casi sin tiempo interior para articular los nuevos conocimientos ni para pensar/nos como mediadores. Los casos asignados desde Tribunales comenzaron a llegar e inmediatamente nos encontramos “haciendo experiencia” a un ritmo más veloz del que imaginábamos.
Comenzamos a confrontar el modelo teórico con la realidad del caso por caso. Empezamos a utilizar algunas herramientas aprendidas, descartamos otras por no ser operativas en nuestras condiciones reales de trabajo y advertimos que necesitábamos algunas más, que fuimos buscando en distintos cursos de especialización y perfeccionamiento, como asimismo en el intercambio de experiencias entre colegas.

. Llegamos a la mediación con una identidad que corresponde a la profesión de origen de la cual venimos (en mi caso Abogacía y Psicología Social, en otros Psicología Clínica). Son carreras que están incorporadas a la cultura desde hace mucho tiempo y en las cuales se dispone de variados modelos de identificación
Pero ser mediador no es lo mismo que ser abogado o que ser psicoterapeuta.
Estamos construyendo una nueva profesión, partiendo de la anterior, pero con la necesidad de trascenderla. Caminamos hacia delante sin tener demasiados modelos incorporados sobre qué es ser mediador, cómo se es mediador, cómo son los buenos mediadores.
El término MEDIACION dispara las asociaciones más diversas. Algunas de las definiciones que me dio la gente como posibles son:
• Ser medium espiritista.
• Otra actividad religiosa de intercesión.
• El arbitraje privado que realiza Luis Moreno Ocampo en T.V. (Forum).
• La terapia familiar.
• Consejero.
• Privatización de la justicia.

La mediación no es nada de eso. A veces resulta más fácil definir la actividad por lo que ella no es, que por sus características esenciales .

Me pregunto si la dificultad para definir nuestra actividad con palabras que no sean de libro está relacionada con nuestro propio desconocimiento del rol que estamos construyendo, en virtud de tratarse de una disciplina nueva, tan nueva que varias ciencias del hombre se están disputando su paternidad. No me refiero a que exista un desconocimiento intelectual sino a la ausencia de decantamiento de los recursos teóricos y la experiencia que sólo da el tiempo, como asimismo falta de internalización del rol.

Como decía al principio, nos encontramos un día mediando, sin haber tenido tiempo de pensar/nos como mediadores. La realidad nos dio práctica en el ejercicio del rol y comenzó a aparecer la necesidad de preguntarnos acerca de nosotros mismos.

¿Quiénes somos los mediadores?¿Cuál es nuestra identidad?

¿Por qué algunos abogados y psicólogos elegimos ser mediadores? ¿Qué significa mediar? ¿Cuál es, en esencia, nuestro rol profesional? ¿Qué características en común tenemos los mediadores?

Hace muchos años, en curso de elementos de psicología para abogados, escuché decir que los abogados litigando son dos hermanos que se pelean por el amor del padre. (Juez). Todavía recuerdo el impacto que me causó esa frase. Con el paso de los años fui cada vez menos “litigante” y más “negociadora”. Este proceso fue producto del entrecruzamiento de distintas teorías psicológicas que enriquecieron y modificaron mi forma de trabajar en Derecho de Familia y también de mi análisis individual. Poco a poco me fui corriendo de rol del “abogado típico” hasta llegar a ser mediadora. Casi sin darme cuenta me fui corriendo del rol de aquella definición psicoanalítica. La mediación era el corolario de todo ese largo proceso.

Toda estaba en orden en mi interior hasta que un día Agustín, mi sobrino de 8 años, al escucharme hablar de mi nueva actividad, me preguntó ingenuamente:

TIA: SER MEDIADOR QUIERE DECIR “ESTAR EN EL MEDIO”?

Pensé que esa no era la definición exacta de mi trabajo, pero
que en esencia se le asemejaba bastante… Bastante más de lo que hubiera querido. Y aquí sufrí otro impacto como aquel de hace tantos años.

ESTAR EN EL MEDIO DE QUE O DE QUIEN…?
Cada mediador sabrá, de acuerdo a su historia, en qué lugar se está poniendo.)

Según el diccionario, mediar es “llegar a la mitad. Interceder,
rogar por alguien. Interponerse entre los contendientes, procurando reconciliarlos”. Acaso no es eso “estar en el medio”?

ESTAR EN EL MEDIO CON UN ANHELO PROFUNDO DE REPARAR SITUACIONES


Esta característica que no es exclusiva del rol mediador, sino común a otros roles profesionales asistenciales: Psicoterapeuta, Psicólogo Social, Asistente Social.-

ESTAR EN EL MEDIO PARA ESCUCHAR, PREGUNTAR, CONTENER, PACIFICAR, FACILITAR…

El mediador se propone para esto y mucho más.

Es aquí donde me pregunto, recordando un texto de Nicolás CAPARROS, si la actividad de Mediador (homologable, en mi opinión, a una posible coordinación de grupo operativo centrado en la tarea de resolver un conflicto sin litigio) no tiene algo (o mucho) de omnipotencia…

Ese autor sostiene que “…el hecho de que un individuo o un pequeño grupo de individuos se dirija con ambiciones de control, ordenación, redistribución, saber, o se ofrezca como lugar de acomodo, parapeto, orientación, descanso, etc. a un grupo que se presenta o se diseña en el lugar de la necesidad, la demanda o el deseo, implica y eso parece obvio, una cierta “vocación”, dígase inclinación, impelida por una cierta personalidad de base.

A esa tendencia quiero llamarle omnipotencia…Sucede después, que como todo rasgo del carácter o como con cada tendencia de la conducta, esta omnipotencia tiene su faceta instrumental y por lo tanto fomentable y al mismo tiempo, su lado oculto incluso a los ojos del propio sujeto, lo que Freud habría llamado latente y que justamente se ejerce y se actúa en el sentido anti-instrumental del término en la contra-transferencia. No quiere decir esto que lo contra-transferencial sea negativo per se. Lo único peligroso y por lo tanto potencialmente negativo de este proceso, es la inadvertencia del mismo. Poder “estar ahí”, es la condición sine qua non…Tal vez, entonces, sea necesaria una cierta dosis de omnipotencia para acceder al “estar ahí” grupal.” (CONTRATRANSFERENCIA Y GRUPOS”, autor citado, publicado en “Lo grupal 6”, Ediciones Búsqueda).

La mediación ya cumplió varios años y está aprendiendo a caminar. Hoy somos muchos más los mediadores (alrededor de 3200 registrados en el Ministerio), las designaciones judiciales son más espaciadas en el tiempo, tenemos menos urgencia. O tenemos otras urgencias: empezar a pensar quiénes somos y por qué hacemos lo que hacemos. Todavía tengo más preguntas que respuestas, y las pocas respuestas que tengo no son definitivas..

Dra. Mirta S. Núñez, abogada de familia, psicóloga social, tiene su Web:
www.estudio-juridico-abogados.derecho-de-familia.com.ar/