A veces, algunos casos nos tocan demasiado cerca de nuestra historia, o de nuestros intereses…los clientes enfrente nuestro son seres humanos que están pasando por un momento difícil, y sus emociones están a flor de piel.
En algún momento, alguna de las partes nos mirara a los ojos, y preguntará:
“Ud, que haría en mi situación?”
Y la respuesta que tenemos dentro, y que no debe salir nunca es:
“Por supuesto que yo sé lo que hay que hacer! Hay que darle una buena lección a este individuo que nos daña, haciéndole ver todo el peso de nuestra bronca!”
Esa es nuestra reacción personal, individual y única. No tiene nada que ver con la reacción que pueda tener nuestro cliente, enfrente nuestro…y pensar que son iguales es no hacerle justicia a su individualidad. Y abusar del vínculo entre mediador y mediado.
Cuánto nos cuesta decir: “Yo puedo pensar lo que quiera o pueda, pero aquí estamos para saber que piensa Ud. de este conflicto….quiere que sigamos reflexionando en como mejorar su situación?”
La tarea del mediador es un difícil punto medio: nos interesamos por el problema, pero éste no es nuestro problema nunca; sigue siendo el problema de los clientes. Y restarles a ellos la posibilidad de encontrar su propia salida, es no tener confianza en el proceso de la mediación como tal.
La difícil disciplina consiste en respetar los procesos mentales de los clientes hasta que ellos lleguen a sus propias conclusiones, esas decisiones con las cuales tendrán que vivir en el futuro….O sea que si ellos pagan el costo de las decisiones, tienen el derecho de hacerlas dentro de sus posibilidades. La mejor solución del mediador NO es la mejor solución para las partes. Y la solución que ellos consigan, si bien puede ser considerada subóptima, es la que ellos eligieron y que tendrán que cumplir a través de implementar el acuerdo.
viernes, 26 de octubre de 2007
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1 comentario:
Que bueno tu post, y cuanta certeza encierra.
La foto que has elegido es estupénda ! y me da pie a éste comentario. Hay un autor Panameño que hace un analisis comparativo de La Mediación como proceso y el Canal de Panamá.
Cada etapa es un paso más hacia el otro oceano, cada etapa debe ser completada lentamente, pensada, madurada.
Trabajo difícil el del mediador que debe guiar, abrir y cerrar exclusas, compuertas, válvulas de escape, etc., sin "entorpecer" y mucho menos "estropear" el proceso.
La práctica de un mediador exitoso es un coctel complejo pero muy sabroso.
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