
PARA EL EJECUTIVO, HOY MAS QUE NUNCA, EL TERAPEUTA ADECUADO.
Si por estos días un ejecutivo suspende su hora de terapia, el profesional que lo atiende debiera pensar que los motivos pueden exceder la resistencia propia que se da en algunos momentos del proceso terapéutico.
Estamos atravesando una crisis global de las peores de la historia, adicionalmente, nuestro país y nuestras empresas están sufriendo los avatares de un escenario de incertidumbre pocas veces visto.
Hoy la situación del mercado de capitales, el traspaso del sistema de jubilación privado al estado, las reestructuraciones, los despidos, los cambios de decisiones en cuanto a las inversiones, el panorama a mediano y largo plazo, son temas que angustian al ejecutivo indudablemente y el terapeuta no puede estar ajeno a esta realidad.
Hay una diferencia importante entre el psicólogo organizacional y el que ha trabajado en empresas, especialmente en roles cercanos a quienes tienen poder de decisión. En mi opinión, el terapeuta que ha tenido la experiencia de transitar la empresa, estar inserto en su cultura, quien ha vivido reestructuraciones, tiene más elementos para escuchar la problemática que trae a consulta la gente de empresas.
El CEO de una compañía es el conductor y coordinador de toda una operatoria donde los recursos humanos ocupan un lugar preponderante. Esa persona debe estar capacitada para escuchar las demandas de la gente a su cargo (que en definitiva es toda la empresa) y también las exigencias de los accionistas.
Es la cara visible de la empresa, en los casos de grandes holdings, debe estar atento a las relaciones con el periodismo, la política, los competidores, los proveedores y sindicatos. Si bien cuenta con responsables dentro de cada área que llevan adelante el trabajo diario, el CEO debe supervisar esa gestión porque en definitiva es él el responsable final.
Sumado a todo esto, la persona lógicamente atraviesa no sólo las crisis propias del ciclo vital sino también en el caso de nuestro país especialmente, se agregan las condiciones de inseguridad, inestabilidad y cambios en las reglas de juego, a las que estamos todos expuestos.
Hoy en día muchos ejecutivos optan por la alternativa de contratar a un coach en lugar de un terapeuta. El coach que por formación no necesariamente debe ser psicólogo, los hay de las más variadas profesiones, lo podrá acompañar en el planteo de objetivos y en la organización de su plan de acción. Las herramientas que provee el coaching son importantes para el perfil de un psicólogo de ejecutivos, por formación la gente de empresas quizás busque solucionar temas en procesos relativamente breves y en esto el coaching es una actividad efectiva.
Si bien el coaching claramente no equivale a un proceso terapéutico, gran parte del trabajo en psicología cognitiva se trata de revisión de creencias y esto no está reñido en absoluto con la tarea que hace el coach, buscar la modificación de ciertas creencias para luego pasar al cambio en la acción. Siendo psicóloga puedo diagnosticar un trastorno de ansiedad, algo tan común hoy en día en gente expuesta a niveles altos de estrés, los ataques de pánico, las fobias son moneda corriente. El coach debe tener la responsabilidad profesional de derivar a su cliente si considera que la problemática excede su función.
La crisis del 2001 impactó muy fuerte en Argentina y sus efectos se vieron claramente en las estadísticas que arrojaban un aumento muy significativo de los trastornos mentales relacionados con el stress. La actual quizás tenga aún peores consecuencias.
El ejecutivo tiene los recursos profesionales para llevar adelante su gestión, la tarea del terapeuta sería entonces crear un espacio de contención donde pueda reflexionar. La ansiedad y la angustia nos hacen correr del eje, la terapia tiene que ser un espacio donde el ejecutivo pueda volver a él. De sus decisiones depende no sólo el futuro de la empresa y sus empleados, sino también de su propio destino profesional y de su patrimonio. De sus decisiones dependerá su continuidad en la empresa.
Tomar decisiones en momentos tan críticos como el que estamos viviendo y que viviremos requerirán de espacios terapéuticos no sólo contenedores, sino también de una escucha profesional muy cercana a los aspectos de una realidad que quizás supere por un tiempo las cuestiones de tipo existencial. Es por eso que considero que la elección del terapeuta adecuado, con experiencia y conocimientos de la vida en la empresa, va a propiciar un proceso más exitoso.
Lic. Gabriela Terminielli,Buenos Aires
Lic. en Psicología, Coach organizacional; trabajó 14 años en el grupo Bunge y Born. Es Directora de la Consultora CADEC S,A/Guillermo Carracedo y Asociados.